...he pasado mucho miedo.
domingo, 3 de junio de 2018
viernes, 11 de mayo de 2018
Sin miedo
Sin miedo.
Ha llegado el momento
en el que quiero decirte
que has cambiado el mundo para mí,
has tenido el valor y la paciencia
de cambiar todas las cosas
que me hacían sufrir.
Has sido lo suficientemente inteligente
para enseñarme a mirar nuestro mundo,
has sido tan generosa como para quererme
cuando estaba tan profundo.
Me has ayudado
a hablarle al miedo a la cara
y a tenderle la mano.
A Elena.
lunes, 25 de diciembre de 2017
martes, 19 de julio de 2016
A la espera
Seguramente cada día de mi vida, después de poner en funcionamiento mi lento y desfasado motor de vitalidad, siempre esperé algo de la luna. Pienso que más o menos vivía y hacía, con la esperanza de que al anochecer se vieran recompensadas mis absurdas y bíblicas flagelaciones. Es triste reconocer que la mayoría de tardes, cuando se aproximaba la oscuridad y empezaba a aflorar la ilusión de la sorpresa, si juzgaba el merecimiento de una noche mágica según los méritos de ese día, siempre salía condenado a la mísera nada. Y nunca eso me frenó para repetir el mismo ritual día tras día, verano tras verano, purgatorio tras purgatorio. Ya no vivo así todos los días. Ha habido muchos días que incluso no he querido levantarme porque esperaba que la noche me trajese una tormenta. Es más, hubo miles de tormentas seguidas. Y lo peor es que mientras las escuchaba llegar, nunca creí que fueran merecidas.
lunes, 20 de junio de 2016
Donde se siente el mar
Donde se siente el mar.
Siéntate y empieza a sentirte.
Háblale, dile, déjate oír.
Búscate en él y te verás.
Observa, disfruta cómo navega en ti
y no te pedirá nada, nunca
y a veces te hará reír,
pero otras ves cómo se emociona y...
cállate, mírale, ofrécele un
gracias por estar ahí.
A Juan.
miércoles, 11 de mayo de 2016
lunes, 9 de mayo de 2016
miércoles, 4 de mayo de 2016
Mientras todo era mentira
Nunca me sentí libre. Pero mientras tanto era alegre. Nunca eché de menos el mar, hasta que mis lágrimas me recordaron a él. Yo reía y ahogaba las penas en la pena. Nunca estuve lo suficientemente solo, ni lo poco acompañado que quise. Todo era excesivo en mí, aunque yo seguía riendo. Nunca les dije las cosas a la cara y sin embargo, no perdonaba al espejo. Y seguí viviendo allí donde las cosas duelen más o duelen menos, porque no son las cosas reales. Y me creí rodeado de reyes y reinas a las que cual bufón elegido, tenía que mantener siempre alegres y protegidos. Un bufón con ínfulas de curandero superdotado. Y vivía feliz, porque nunca me permití que me vieran triste.
martes, 10 de febrero de 2015
martes, 18 de marzo de 2014
Como un belga por soleares
Como un mago sin palomas
como un palomo sin cojera.
Como un cojo con prejuicios
como un juicio final sin pecados.
Como un pecado sin remordimiento
como un remordimiento sin insomnio.
Como un sonámbulo que no puede despertar.
Así estoy yo, así estoy yo sin mí.
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