miércoles, 16 de mayo de 2012

Todo el mundo quiere a Sara. Entrega XIV


... Fue entonces en Segovia, donde atendieron sus peticiones y formó parte de una orden religiosa de clausura, lo último que se hubiese querido su, políticamente incorrecta para la época, abuela. Era el destino que creía mejor para su soledad. Allí no tendría que dar explicaciones a nadie a quien no le importase y podía sentirse junto a la única persona que le quiso. Sintió además la necesidad de redimir sus absurdas culpas consigo misma, sin molestar siquiera a alguna alumna a la que pudiese contestar mal desde su desesperación. En el convento la acogieron bien, aunque desde el primer momento las hermanas vieron que ella no venía por lo mismo que las hermanitas subsaharianas. Ella no tenía hambre. Ella, lo que no tenía era esperanza...