miércoles, 31 de marzo de 2010
Abierto por reconstrucción
Siempre me gustó amontonar para después ordenar.
Siempre me ensucié las manos para lavarlas después.
Me alié con la gula, para después poder irme con la dieta mediterránea.
Siempre fumé y bebí más de la cuenta para tener una razón para correr.
Siempre busqué la autodestrucción para volverme a construir.
viernes, 26 de marzo de 2010
Alegría por vivir
martes, 23 de marzo de 2010
miércoles, 10 de marzo de 2010
Me dejas, te dejo
Si no te has preguntado nunca si prefieres dejar a tu pareja o que ella te deje a ti, has llegado al sitio adecuado para preguntártelo, aunque no te aseguro que una vez leído esto puedas responderlo.
Si preguntásemos esto por la calle a transeúntes ensimismados, estoy seguro que una abrumadora mayoría respondería que preferiría dejar antes que ser dejado.
Dicen eso porque piensan en la pena del olvidado, en la impotencia del mudo, en la rabia del despreciado o, por qué no, en el cabrón o en la hija de perra que se está tirando a su pareja. Piensan en el abandono como si fuese un atentado contra la integridad de uno mismo, como en un callejón sin salida, como en un punto de no retorno. Y no piensan que esa persona no quiere estar más con ella o con él, no piensan que la persona a la que tanto dicen querer puede que esté sufriendo cuando la besa, no piensan que un adiós en un esquina puede convertirse en un hola dos calles más arriba.
¿Y qué piensa el despiadado cabrón (sinceramente solemos ser nosotros por eso de la cultura mediterránea u occidental o la que sea) que deja a su pareja después de muchas lunas de hiel?
Pues la mayoría pensaría que está pensando en tirarse a algún zorrón, en vivir la vida o simplemente piensa en uno mismo. Y no sabemos que puede sentirse hundido por ver a su niña llorar, que puede encontrarse perdido porque sin su apoyo no sabría caminar, puede incluso que piense que nadie merece estar con un persona como él (todo en masculino por aquello de la mayoría de "cabrones").
Pues sí, por imaginarme por un momento cómo me podría sentir dejando y lo que podría sentir dejado, no tengo ni la más mínima duda de que preferiría que me dejasen, que me repudiasen, que me ignorasen, a ser yo el que tuviera que decir adiós.
Pd. Y tú ¿qué prefieres?
sábado, 6 de marzo de 2010
Ni un día menos
No dejes de vivir ni un día más porque la mañana esté triste, porque no haya leche en la nevera o porque alguien te intente torpedear.
No le des ese placer a la desidia, no ensalces la desgana y por supuesto no te pongas a llorar.
Saca tu mejor sonrisa y mira a la cara a quien no te quiera ver crecer. Trabaja aunque no tengas trabajo y ríe sin querer.
No dejes de vivir ningún día, porque ese día perdido ni la leche, ni la mañana, ni nadie te lo va a devolver.
Pd. Lo más seguro es que la mañana, la leche o esa persona no lo quisieran hacer.
viernes, 5 de marzo de 2010
Miedo a romperme
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