Tanto tiempo luchando contra mí y los míos para prostituirme moralmente, para desintegrar lo poco íntegro que tenía y al final me he dado cuenta que no merecían la pena tantos remordimientos. Ellos casi siempre van a estar ahí y casi nunca van a escribir en el trozo de mi página en blanco que les tenía reservado. Tienen lo que yo más quiero y lo que más detesto en una persona. Ellos son ellos y aquí estoy yo para poner punto y aparte en un laberinto que no tiene solución.
Bonito
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