
Ahora, hace cinco minutos, me he dado cuenta que mis regalos nunca fueron lo que creí.
En realidad, todos los balones y todas aquellas botas de fútbol no eran mis regalos, mi regalo era la posibilidad marcar un gol o, simplemente, pisar un campo de albero.
Toda la música que alguna vez me regalaron, no era en realidad un regalo, el regalo era el soñar o el poder recordar varias décadas después todo lo que algunos cantaron.
Y todos los regalos de Reyes, nunca fueron regalos, el regalo era la noche de antes y las semanas de ilusión, los nervios, la incertidumbre, la magia de lo mágico.
Y todos vuestros regalos, ni fueron ni serán regalos, el regalo es tu mirada o tu sonrisa de medio lao, mi regalo eres tú, que me quieres a tu lado.
Eres, es, sois, son, mis regalos más preciados.