139. Mis contradicciones (I)
Canto cuando quiero llorar
Y sueño siempre despierto.
Nunca pienso en ganar
Y lloro cuando me pierdo.
Siempre vivo a dieta
Y como como nunca comí.
Sólo quiero me quieras
Y no sé si te quiero a ti.
Te odio porque te odié
Y a veces se me olvida odiarte.
Escribo pá que me lean
Y nunca leí a nadie.
Yo no digo que ella sea la almáciga de la luz, el relámpago andaluz donde el azul se recrea; digo que cuando pasea, todo a su paso se aclara; digo que el día se para, para copiarle la huella; digo que la llamo a ella y la luz vuelve la cara.
ResponderEliminarQue aunque el mundo le sostenga pulso de gloria, ella calla; digo que aunque no la ensaya la gloria le viene al pelo; digo que se prueba un cielo y siempre es el de su talla.
No digo que su reflejo de la hermosura perfecta,; digo que es la predilecta del cristal de los espejos; de cerca como de lejos, qué gloria reconocerte, no quiero tener más suerte, que el aire que te respiro, muchacha, porque te miro y no me canso de verte. (García Barbeito)
Espero no te moleste si te sigo...
ResponderEliminarYo también escribo, y déjame decir algo sobre tu escrito, tan breve y tan profundo...
cierto, no le falta un gramo de realidad ni le sobra cursileria.
A veces se me olvida odiarte, y comúnmente vuelvo a amarte...
(por aquello de que sólo se odia lo amado).
Me ha encantado!
No es que no me moleste, si no que me sorprende y me halaga a la misma vez.
ResponderEliminarÉste es tu árbol.
Gracias.