Con el miedo que le tengo a las atracciones de feria, con el pánico que me da sólo el hecho de mirarlas, vivo sin querer vivir en una Montaña Rusa.
Vivo en constante oscilación, ahora arriba y después abajo. Tengo siempre la tensión de no saber dónde estaré dentro de un rato. A veces viajo solo y a veces acompañado. Los tickets no los compro, me vienen dados. Puedo llorar igual arriba que abajo. Sonrío siempre aunque por dentro esté llorando.
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