lunes, 15 de febrero de 2010

Why can't we be friens?


En estos desesperanzadores tiempos para la concordia y el consenso, estamos cayendo en las telas de arañas que nos están tejiendo, sin nosotros quererlas ver. Hace tiempo que no dejamos pasar ni una al que está enfrente nuestra. Hace mucho tiempo que no nos paramos a pensar en lo que dice nuestra amiga, nuestro hermano o tu compañero de trabajo. Hace tiempo que pensamos en nosotros y lo que es peor, sólo pensamos en nuestros pensamientos. No dejamos margen a nuestra equivocación, a nuestro error o a que puede que alguien o todos nos puedan ayudar a mejorar/cambiar. Y lo que más me jode de todo esto es que nuestros principios tan inamovibles, si nos ponemos a pensar de dónde vienen, estoy seguro que provienen de partidos políticos (que no de ideales), de líderes políticos (que no de líderes naturales), de prensa escrita (que no de periodistas), de contertulios televisivos (que no de expertos en la materia) y así hasta un sinfín de fuentes de desinformación a los que veneramos sin remilgos. Pararos a pensar que somos capaces de contradecir nuestros principios más básicos, nuestros valores más preciados, con tanta facilidad como cambian de discurso algún que otro teleñeco. Y lo grave no es esto. Lo grave es que la mierda que nos comemos es eso: simplemente mierda. ¿Quién no ha bebido cervezas con personas de una opción ideológica opuesta a la suya (por lo menos en un principio) y ha llegado a las misma conclusiones fundamentales? ¿Quién me dice a mi que (dejando atrás radicales unineuronales) personas de distinta base ideológica no tiene más puntos en común que en desacuerdo? Pues no, hacemos lo que vemos y lo que quieren: en vez de buscarnos nos evitamos, en vez de hablarnos nos chillamos y en vez de querernos nos odiamos.

Pd. Perdón por la parrafada, pero llevo tiempo deseando gritarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario