martes, 17 de julio de 2012

Estado de shock

Paralizado y sin argumentos. Así es como me siento ante los cambios que se están produciendo a nivel macroeconómico o también llamado político, en lo que alguna vez fue un estado respetable y ahora parece ser una jaula de grillos donde todo el mundo habla pero nadie dice nada.
Desde mi incómoda postura, bautizada por mis compañeros de máster como el primer empresario-sindicalista, veo atónito cosas que no entiendo, cosas que son de cajón, cosas que no se las cree nadie y cosas que son de vergüenza para todo aquel que osa decirla por su boca.
Sería mentira y de desalmado no sentirme de mente y alma al lado de todas aquellas personas que reivindican unos derechos que, no ellos, si no sus padres y abuelos conquistaron a base de muchísimo esfuerzo y sangre.
También sería mentira decir (y muchos no lo decimos en voz alta por los tiempos que corren) que pienso desde hace mucho tiempo que algunas de las modificaciones que se están haciendo ahora se deberían haber hecho en tiempos de bonanza y no dejar que la cosa llegase a males mayores. Me refiero a la impunidad que han adquirido muchos trabajadores públicos que ni trabajaron, ni trabajan, ni... si les dejan, trabajarán en su vida. También es verdad, que para empezar a recortar en el sector público más acomodado y que menos trabaja, sin duda tendríamos que haber empezado por la casa de los leones, el senado, la casa que se alquila cada cuatro años y donde viven cazadores de elefantes y cazados por hacienda.
Otra cosa que me mantiene inmóvil y estupefacto es ver como miles de personas, con sus mejores argumentos, sus más sinceras motivaciones, sus más dolientes lamentos... van a ayuntamientos, ministerios, parlamentos... ¡¡¡¡españoles!!!! Digo yo ¿desde cuándo no estamos regidos por españoles? ¿desde cuándo deberíamos rendir cuentas directamente con Bruselas o con Berlín?
Por estas cosas, por la hipocresía de la banca para con nosotros y de nosotros para los beneficios que siempre hemos querido sacar de la banca (no todos, pero muchos, hemos querido sacar un 10% de rendimiento de nuestros ahorros mientras que el tonto del vecino se conformaba con el 4%); por la impunidad de políticos y asesores de políticos y de su sobrina que tenía un puestecito en la empresa municipal y de...; por ver lo que está pasando delante de nuestros ojos y que no podemos tocar; por sentir la impotencia de querer gritar y no saber a quién; por dejarme embaucar por los agoreros y salir triste después de escuchar el sermón diario de la mañana en la radio; por todo esto me encuentro paralizado en ocasiones y como habéis podido comprobar, sin argumentos.

Pd. No encuentro ninguna imagen que demuestre mi situación.

2 comentarios:

  1. Un 2 sobre 10. No mas.

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  2. Gracias por tu evaluación anónima.

    No me resulta extraña la nota ya que en mi época universitaria coleccioné unos cuantos.

    Por cierto, cuidadito con las tildes en próximas evaluaciones.

    Gracias por venir por aquí.

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